Pirámides de Gizé.
Imperio Antiguo.
Se llaman así porque están en la meseta de Gizé. También se las conoce como las pirámides de Keops, Kefrén y Mikerinos ya que allí se enterraron estos faraones que eran padre, hijo y nieto, respectivamente. En Egipto había muchas más pirámides pero estas son las más famosas por ser las más grandes y las que mejor se han conservado. La mayor y más antigua es la de Keops que mide aproximadamente 145 metros de altura, luego vendría la de Kefrén con 142 metros y por último la de Mikerinos que sólo mide 65 metros. Cada pirámide tiene a su lado varias pirámides pequeñas que fueron destinadas a la madre o a las esposas principales de los faraones.
Las pirámides eran tumbas individuales donde los faraones se enterraban momificados y ordenaban colocar también sus tesoros, pero hoy en día están vacías habiendo sido saqueadas en época antigua. Las propias pirámides han sido también saqueadas ya que en época musulmana se les quitó el revestimiento de piedra que daba a sus caras una apariencia lisa. Esta ingente cantidad de material se empleó en la construcción de murallas, mezquitas, palacios.....
Las pirámides tienen sus caras orientadas a los cuatro puntos cardinales por una cuestión simbólica. Los egipcios pensaban que al alma del faraón le sucedía lo mismo que al sol. Todos los días sale (nace) por el este, se pone (muere) por el oeste y al día siguiente vuelve a salir (resucita).
Hoy en día da la sensación de que las pirámides son edificios solitarios en mitad del desierto, pero en la antigüedad no era así. Las pirámides estaban rodeadas por muchos edificios que formaban una auténtica ciudad de pirámides: calzadas, templos, murallas, embarcaderos, etc. Pero durante la Edad Media fueron desmontados para utilizarlos como material de construcción. El único edificio que ha sobrevivido es la Gran Esfinge que es una enorme escultura que representa a un león con cabeza humana de 20 metros de altura y 60 de largo. Se supone que su función es la de proteger el alma de los faraones que estaban en Gizé.
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Vista aérea reconstruida de la meseta de Gizé
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Esfinge de Gizé. Situada frente a la pirámide de Khefrén. Imperio Antiguo.
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Recreación del sistema de construcción de una pirámide. Primera fase: gran rampa inclinada; segunda fase: pequeñas rampas alrededor de la pirámide.
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Esquema del interior de la pirámide de Kheops. En la llamada cámara de la reina no estuvo enterrada la esposa del faraón. El nombre es, simplemente, una denominación errónea de los primeros exploradores que por tradición se ha mantenido.
Maqueta egipcia
En el Imperio Medio los faraones dejan, poco a poco, de enterrarse en pirámides. Y los que siguen haciéndolo las construyen más pequeñas y de peor calidad. La capital sigue siendo Menfis. Los egipcios creían en la vida después de la muerte. Es decir, que al morir ibas al Más Allá. Pero en esa segunda vida ibas a seguir necesitando las mismas cosas que en la primera. Por esa razón los nobles y los faraones colocaban en sus tumbas joyas, muebles, comida, etc. Y las cosas que no les cabían las pitaban en las paredes o construían pequeñas maquetas que las representaban. En estas pinturas y maquetas aparecían escenas y personas de la vida cotidiana: campesinos, sirvientes, uno mismo... De modo que si los poderosos de Egipto querían seguir disfrutando de sus riquezas en el Más Allá representaban en sus tumbas sus campos y su ganado; si querían continuar dando paseos acuáticos por el Nilo pintaban un barco navegando por sus aguas en el que aparecía toda su familia; y si querían que sus soldados les protegiera representaban un pelotón de soldados dispuestos al combate.. Por otra parte, en el Imperio Medio se produce la edad de oro de la literatura egipcia. Fue entonces cuando se escribieron los cuentos más famosos (que leían tanto adultos como niños) tales como El cuento el marino náufrago, El cuento del príncipe predestinado, El Cuento de Sinuhé, etc. Quizás el más famoso de todos fuese el de Sinuhé. En este relato se narran las aventuras del médico de un faraón y de como, tras disfrutar de su amistad y gozar de todos los privilegios, es acusado de intentar matarlo y decide huir de Egipto. En esta huida visita otros países que a los egipcios les resultaban muy exóticos: Mesopotamia, el país de los Hititas, Siria, Creta...
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Maqueta que representa a un escuadrón de soldados nubios (sudaneses). |
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Capilla Blanca de Sesostris III. Los templos del Imperio Medio son más pequeños que las enormes construcciones del Antiguo, pero también es cierto que ganaron en elegancia y riqueza artística.
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Templo de Luxor, Tebas. Imperio Nuevo. En esta época los templos empiezan a ser de dimensiones colosales.
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Templo de Luxor |
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Vista aérea del templo de Karnak, Tebas. Imperio Nuevo |
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Recreación de la ciudad de Tebas en época de la inundación. Al fondo se ve el Templo de Karnak, en el plano inferior el de Luxor. La avenida de las esfinges que unía a ambos templos medía dos kilómetros y medio. |
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Recreación ideal de un templo del Imperio Nuevo. Los templos egipcios estaban pintados de vivos colores que el paso del tiempo ha borrado en la mayoría de los casos.
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Templo funerario de Ramsés III en Medinet-Habu. Imperio Nuevo. Es el mejor conservado de este periodo de la historia de Egipto
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Reconstrucción del templo de Karnak
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Akhenaton. Imperio Nuevo. Fue un faraón revolucionario. Cambió la religión, el arte la concepción de lo que debían ser las relaciones entre un faraón y su pueblo. |
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Nefertiti. Esposa principal de Akhenaton |
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Akhenaton, Nefertiti y sus hijas ante la presencia de Atón, el único dios al que Akhenatón consideró digno
de rendir un culto público. |
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La llamada "Estela de los enamorados." Esta escena de líneas tan suaves, tan delicada e íntima es muy
propia de época de Akhenatón. Imperio Nuevo |
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Máscara funeraria de Tutankhamon. Probablemente fue hijo o nieto de Akhenatón. Imperio Nuevo- |
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Máscara funeraria de Tutankhamon (parte trasera). |
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Sarcófago exterior de Tutankhamon |
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Sarcófagos interiores de Tutankhamon. |
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Recreación del rostro de Tutankhamon |
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Momia de Tutankhamon |
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Recreación de la Tumba de TutanKhamon |
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Howard Carter y su patrocinador Lord Caranarvon (izquierda)
en el día de la apertura oficial de la tumba de
Tutankhamon, noviembre de 1922 |
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Howard Carter trabajando en el último sarcófago previo a la momia de Tutankhamon (IMERIO NUEVO)
TUTANKHAMON Y HOWARD CARTER
En la actualidad
Tutankhamon es un faraón muy famoso. Sin embargo su fama no se debe
a que
hiciera cosas importantes. Entre otras cosas porque cuando empezó a reinar
tenía unos
nueve años y cuando murió algo más de dieciocho, por lo que los que
en realidad gobernaron
Egipto entonces fueron personas mayores que quizás fueran de su propia familia.
Si hoy en día es famoso
es debido a una casualidad, ya que su tumba ha sido la única de
un faraón
egipcio que no llegó a ser saqueada
llegando intacta hasta nuestros días.
Dicha tumba era, comparada con otras, más bien pequeña y fue construida
entre la de otros
faraones más importantes por lo que su entrada quedó taponada
por escombros que la
ocultaron.
El arqueólogo que la
descubrió, en 1922, se llamaba Howard Carter. Y durante la excavación
tuvo el
apoyo económico de un patrocinador, el también inglés Lord Carnarvon.
En el Imperio Nuevo los
faraones ya no se enterraban en pirámides, sino en unas tumbas
excavadas en la roca
llamadas hipogeos. Todos, además, eligieron el mismo lugar para hacerlo,
el
Valle de los Reyes, cerca de Tebas.
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Templo de Abu-Simbel. (Imperio Nuevo)
Ramsés II fue un faraón egipcio que hoy en día es muy famoso pero, a diferencia de Tutankhamon, fue también muy importante en su época. Ramsés II fue el faraón de los records.
En primer lugar fue el segundo más longevo de Egipto, ya que vivió más de 80 años en una época en la que no se solía vivir más de 50.
En segundo lugar fue uno de los faraones que más territorios conquistaron. Por el norte llegó hasta Siria donde derrotó a los Hititas. Por el sur amplió las fronteras de Egipto hasta Sudán, que entonces se llamaba Nubia.
Fue el faraón que más hijos tuvo, más de cien. Esto fue debido a la cantidad de años que vivió y a que los faraones de Egipto practicaban la poligamia (que es la costumbre que permite al varón casarse con todas las mujeres que pueda mantener económicamente).
También fue el faraón que más edificios construyó. Uno de ellos fue el templo de Abu-Simbel, llamado así por estar edificado en un lugar que tiene ese nombre. Normalmente los templos se dedican a los dioses pero Ramsés II se dedicó este a si mismo. Por esta razón mando colocar cuatro estatuas de veinte metros de altura que lo representaban a él en la portada. Este templo es un hipogeo ya que sus pasillos y salas están excavadas en la montaña.
Aunque la Biblia no menciona explícitamente su nombre, se supone que es Ramsés II el faraón al que debe convencer Moisés para que libere al pueblo de Israel. Los israelitas había sido tomados como esclavos por los egipcios y deseaban regresar pero necesitaban un líder que convenciera al faraón de que los liberara y que los guiara en su regreso.
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Vista aérea del Templo de Abus-Simbel. Al fodo se ve el Lago Nasser. |
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Obras de la reubicación del Templo de Abu-Simbel en 1968 |
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Momia de Ramsés II. Museo del Cairo, Egipto. |
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Reconstrucción del rostro de Ramsés II. |
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Valle de los Reyes. Lugar donde se enterraron los faraones del Imperio Nuevo
en tumbas excavadas en la roca. |
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EL FARO DE ALEJANDRÍA (Época Ptolemaica)
Un general griego llamado Alejandro Magno conquistó toda Grecia y el antiguo imperio persa, por lo que estas conquistas incluían Egipto. Sin embargo murió muy joven y sin tener herederos que pudieran sucederlo. Por esta razón sus ayudantes (que eran además sus amigos de la infancia) se pelearon por su herencia política y acabaron repartiéndose por las malas el imperio de Alejandro quedándose cada uno con un trozo del mismo. Uno de esos amigos de Alejandro, llamado Ptolomeo, se quedó con Egipto. Como ese era su nombre y sus descendientes lo sucedieron en el gobierno de la tierra de los faraones acabaron formando una dinastía que llevó el nombre de dinastía Ptolemaica.
Estos faraones de origen griego gobernaron Egipto durante 300 años pero nunca llegaron a mezclarse con el pueblo al que gobernaban, conservando en privado la lengua y las costumbres griegas pero respetando en público las tradiciones egipcias. Unos 300 años después de Ptolomeo Julio César llegará a Egipto, en principio con idea de conquistarlo, pero en vez de esto se aliará con la faraona Cleopatra, la última descendiente de Ptolomeo. Sin embargo, tras la muerte de César y la de su amigo Marco Antonio, el que sería el primer emperador de Roma, Octavio Augusto, se apoderará definitivamente de Egipto convirtiéndolo en una provincia romana e iniciando su declive como civilización.
Aunque los gobernantes Ptolemaicos no se mezclaron con los egipcios sí se preocuparon por seguir embelleciendo Egipto. Por esa razón lo llenaron de monumentos especialmente en su nueva capital, Alejandría. Esta ciudad había sido fundada por el propio Alejandro Magno y allí levantaron un enorme faro. Medía más de 100 metros de altura y fue el primero de toda la antigüedad en tener luz. Por el día brillaban en él unos espejos y por la noche una gran hoguera. Estuvo en pie más de mil años, hasta que en la Edad Media un terremoto lo destruyó.
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Plano de la antigua Alejandría |
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Jeroglíficos. Es el nombre que
recibe la escritura que usaban los egipcios en inscripciones importantes. Según las épocas
hubo unos veinticinco signos que equivalían a un solo fonema. Pero también los había que equivalían a
dos, e incluso a tres fonemas. Otros, además de tener un valor fonético, equivalían, por si mismos, a
una palabra entera. |
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Piedra de Rosetta. |
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J. F. Champollion. (1790-1832)
CHAMPOLLION Y LA PIEDRA ROSETTA
Durante la
Dinastía Ptolemaica el faraón Ptolomeo V publicó una ley con la lógica
intención de que todos sus súbditos la cumpliesen. Pero como en esta época en Egipto
se hablaban tres idiomas tuvo que publicar la ley en un documento trilingüe.
Por aquel entonces en Egipto solo la gente culta utiliza ya los signos jeroglíficos, la mayoría del gente
utilizaba un egipcio vulgar llamado demótico.
Además, había una gran cantidad de personas que venían de Grecia, que por lo
tanto hablaba griego, a vivir o a
comerciar en Egipto, ya que los faraones ptolemaicos eran de sangre y cultura
griega. Por lo que la ley tuvo que escribirse en estos tres idiomas.
Tras la invasión romana tanto el jeroglífico
como el demótico empezaron a ser olvidados por los propios egipcios. El uso de
estos idiomas se perdió por completo durante la Edad Media, ya que entonces los árabes invadieron Egipto y los
egipcios adoptaron este idioma que es el que en la actualidad se habla allí. No
ocurrió así con el griego, idioma que siempre ha utilizado la gente culta.
Más de mil
años después, ya en la Edad Contemporánea,
Napoleón invadió el País del Nilo y quedó fascinado por sus ruinas. Unas ruinas
que evocaban una civilización lejana y casi olvidada y que permanecía muda,
porque los jeroglíficos con los que estaban escritos los muros de sus templos,
sus papiros, etc., eran indescifrables.
Sin embargo, una
casualidad vino a ayudar a los que estaban empeñados en entender los
jeroglíficos. Ya que unos soldados de Napoleón, que estaban excavando zanjas
en la ciudad de Rosetta para
reforzar los muros de un fortín, encontraron una piedra grabada con letras que
parecían muy antiguas. Esa piedra resultó ser la ley que Ptolomeo V mandara
escribir más de dos mil años antes. La parte en griego se tradujo rápidamente y
en la última línea indicaba que el decreto debía de traducirse en las tres
lenguas que en esa época se utilizaban en Egipto. Es decir, que los tres textos
decían lo mismo. Por lo tanto, conociendo uno de los idiomas en los que estaba
escrito, había posibilidades de descifrar los otros.
Sin embargo la
tarea no fue fácil y muchos fracasaron en el intento, hasta que un joven y
genial lingüista francés (que ya de niño dominaba varias lenguas muertas)
llamado Jean François Champollion lo
consiguió en 1822.
El jeroglífico
es un complicado sistema de escritura que utilizaba más de 500 signos diferentes.
Además algunos equivalen a un solo fonema, otros a dos, y otros a tres. Incluso
los hay que por si solos son palabras enteras y todos ellos se pueden unir para
formar palabras de significado complejo.
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Momia egipcia natural de época pre-tinita
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Momia egipcia artificial del Imperio Nuevo |
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Momento de la extracción de las vísceras del difunto en el proceso de momificación.
La momificación, o embalsamamiento, consiste en tratar el cuerpo humano de un fallecido mediante una serie de técnicas de
avanzada cirugía y de productos químicos para conseguir que no se descomponga tras la muerte.
El origen de esta costumbre quizás esté en el efecto del desierto en los cadáveres allí enterrados. Efectivamente, en época
pre-dinástica todas las personas recibían sepultura directamente en la arena del desierto. Allí la seca y caliente arena secaba
de forma natural los cuerpos antes de que estos llegaran a pudrirse. Los egipcios, por tanto, no estaban acostumbrados a la
descomposición del cuerpo. Y eso fue precisamente lo que ocurrió cuando los primeros faraones fueron enterrados en
elegantes sarcófagos. Por eso tuvieron que inventar un método artificial para que el cuerpo no se descompusiera, la
momificación.
Ya sabemos que el objetivo último de este ritual era religioso, ya que los egipcios pensaban que si el cuerpo no se
conservaba eternamente el alma del difunto no alcanzaría la Vida Eterna.
Para lograrlo había que seguir los siguientes pasos:
Se limpiaba el cuerpo con agua purificada
Se extraían las vísceras a través de un orificio practicado en la parte lateral del abdomen. El cerebro se extraía por los
conductos nasales. Las vísceras se colocaban en unos recipientes llamados “Vasos Canopos”.
Se cubría el cuerpo durante cuarenta días con un producto salino llamado natrón para eliminar la humedad del cuerpo y evitar su putrefacción.
Tras retirar el natrón se le aplicaba al cadáver una serie de bálsamos resinosos para dejarlo brillante y asegurar aún mejor su
conservación. Inmediatamente después se comenzaba el proceso de vendaje.
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Los dioses egipcios
La
religión egipcia era politeista,
es decir, que creían en muchos dioses. Adoraban a dioses con forma
humana (antropomorfos),
pero también los había zoomorfos (con
forma de animal).
Cada
una de las ciudades o provincias tenía uno o varios dioses
oficiales,
pero con el tiempo, los más importantes se adoraron en todo Egipto.
Tales dioses eran: Ra, el dios del sol con cabeza de halcón; Horus,
también con cabeza de halcón pero dios de la guerra; Isis, diosa
con forma humana de la maternidad; Hathor, la diosa vaca del amor y
de la belleza, Amón, dios con forma humana de la oscuridad; Anubis,
dios con cabeza de chacal y dios de los muertos, etc.
Además
de los dioses oficiales (a los que se les daba culto en los templos),
las personas adoraban en sus casas a una serie de divinidades
familiares.
Las más importantes de ellas eran: Bes (un genio que protegía
contra los malos espíritus especialmente a las mujeres embarazadas y
a los recién nacidos); y Tawaret, una diosa de la fertilidad. Eran
también muy supersticiosos, protegiéndose con amuletos de
la influencia de los malos espíritus. Otra de
las creencias religiosas de los egipcios era la existencia de un
feliz Más Allá después de la muerte a condición de que se hubiera
llevado una vida justa y bondadosa. El encargado de verificar si
esto había sido así era el dios Osiris que citaba al difunto
a pasar la prueba en su tribunal.
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Juicio de los muertos |
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